Si sientes interés por la alimentación saludable, seguro que has oído hablar de la alimentación macrobiótica. La macrobiótica es un tipo de nutrición fundamentada en la filosofía china conocida como Yin-Yang, la cual es seguida por las personas de religión budista. Más que una dieta, la macrobiótica es un estilo de vida: si mantenemos el equilibrio entre el Yin y el Yang, nuestra salud no correrá ningún peligro.
Para alcanzar ese equilibrio, es indispensable una alimentación saludable y equilibrada. Para ello, esta corriente divide los alimentos en dos grupos:
– Alimentos Yin. En este grupo se incluyen los alimentos que no aportan, los cuales se relacionan con el frio, lo húmedo y oscuro, y debilitan el organismo. Ejemplo de ello son los lácteos, el azúcar, el café, la miel, el marisco, las bebidas alcohólicas, los huevos, frutas tropicales, el pescado y la carne.
– Alimentos Yang. Son alimentos que proporcionan energía y tonifican el organismo. Estos alimentos relacionados con lo cálido se dividen en tres grupos: cereales integrales, legumbres y vegetales.
Podemos decir que es una corriente alimentaria ecológica, ya que busca el consumo de alimentos que no alterasen nuestras características biológicas, no debiendo consumir alimentos elaborados utilizando elementos químicos. Nuestro organismo no está preparado para procesarlos y ello lleva a un desequilibrio. Por eso la macrobiótica fomenta la vuelta a la alimentación tradicional a base de verduras cocidas, cereales integrales y legumbres.
Los principios básicos establecen una serie de pautas que deben ser seguidas diariamente:
– Los cereales integrales deben suponer un 50% de los alimentos consumidos en el día.
– Los vegetales y hortalizas deben consumirse siempre cocidos y suponer el 25% de la ingesta diaria.
– Las legumbres deben suponer el 15% de los alimentos del día.
– Debe consumirse bastante agua, a sorbos, siempre antes o después de las comidas, no pudiendo consumir agua durante la misma. Preferiblemente debe ser agua tibia, por lo que es común el consumo de sopas, infusiones y tés en las comidas.
–Dos veces a la semana puede consumirse proteína, siempre procedente de pescado blanco o aves como el pollo o el pavo. Descartando el resto de pescados y carnes.
– Cada diez días puede consumirse un huevo.
– La fruta debe consumirse siempre cocida. Eliminando totalmente de la dieta todas las frutas exóticas y tropicales.
Siempre antes de comenzar una dieta macrobiótica, consulta con una persona experta. Al tener un bajo consumo de proteína animal, no es la dieta más recomendada para personas con bajo nivel de hierro o proteína B12. Deben considerarse también las características físicas de cada persona, por ello, no es una dieta que pueda ser seguida por cualquier persona.
En Osina contamos con profesionales que pueden ayudarte a planificar e introducirte en la macrobiótica, así como con cursos para aprender recetas que siguen los fundamentos de la misma.